Virgen de la Amargura

Fotografía: José J. Comas Rodríguez

Cuarto de los siete dolores de María, el encuentro con Jesús en el Vía Crucis: «verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer. ¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando tus lágrimas con mi amor».

 

Imagen tallada por el escultor sevillano Fernando Murciano Abad en el año 2009, se encuentra modelada en madera de cedro, con policromía al óleo, livianas veladuras y una altura de 167 cm. Su afligido semblante, ligeramente inclinado hacia el lado derecho, lleva ojos y lágrimas de cristal, pestañas rectas de pelo natural en los párpados superiores, y las dos coronas dentarias, paladar y lengua, modelados separadamente de la pieza para luego ser insertados en la misma. El cuello, largo y esbelto, se halla suavemente anatomizado, y las manos, de finos dedos, se presentan extendidas y muy crispadas por el dolor, sosteniendo un pañuelo de encaje la derecha. El candelero interno es obra del escultor e imaginero sevillano Enrique Lobo Lozano.

A modo de curiosidad, señalar que la imagen posee su cabellera tallada y recogida en un moño bajo, con un peinecillo dorado en oro fino en el que figura estampada la firma del escultor, y que en el interior de la devanadera ha sido colocada una estampa con reliquia de Fray Leopoldo de Alpandeire.

Fue presentada en la Iglesia parroquial de San Lorenzo de Sevilla en marzo de 2009. Procesiona la noche del Lunes Santo cerrando el cortejo de Cristo Rey y la Virgen de la Amargura.

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